verbenas

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martes, 18 de noviembre de 2014

SILENCIOS PROLONGADOS


Cuando pasan las noches y los días
y no hay ecos ni verberan voces ni palabras solas
y la soledad se vuelve triunfal y dominante,
puede ser digno en sí el silencio
o llevarse bien, con gallardía, si se eleva la frente
y se buscan los sonidos en el interior del alma.

Pueden pasar grávidas las lunas con su peso en las mareas
sin que llegue su gravidez a influir sigilos, llanto insano,
o no se pierdan los sentidos de la mente o atrás queden
los sentimientos… que pueden guardarse en lo secreto
de una mirada o el hálito de un mínimo suspiro.

Sé que soledad o silencio llegan a ser del todo necesarios
en los breves lapsos de ese aquietamiento de interior sosiego
pero su enfermiza persistencia en derroteros, vida y tiempo,
llevan al derrumbe sino no se curte la inmunidad del alma.

Y el alma se ampara en cosas nimias, simples y existentes:
el mirar contemplativo que sabe disfrutar de lo que mira
o de ojos reflexivos que, capaces de ser introspectivos,
alcanzan a gozar con lo que ven en el silencio…

hasta que el silencio se marche.



Publicado en mi libro "Desde aquella Strelitzia". 2014

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