No respirarán mi aire si
no quiero
ni mirarán lo que yo miro.
Quedarán en la asfixia de
su odio
y en toda la ceguera de su
ser.
No sabrán de las delicias
de mis sombras
ni mojarán mis lluvias su
mirada.
Ni habrá espejo que
refleje
esas imágenes de ponzoña y
hiel.
No herirán ya, no herirán!
Dejo que tras la oxidada
cerradura
los olviden las letras y
se hastíen.
Que ha llegado mi tiempo y
mi canción,
mis tallas recobran las
formas del origen
y mis versos hablarán por
mí
sin tiznes que opaquen su
belleza
ni desafinadas palabras se
alzarán
para aturdir mi voz.
Desde puntos secretos de
armonía
se deslizan aguas
bautismales
en este ritual de amor.
Porque ha llegado mi
tiempo…
Ellos ya no están!
Publicado en mi libro "Desde aquella Strelitzia". 22014
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