San Luis
Gonzaga murió a los 23 años. Al preguntarle un
compañero
que haría si supiese que Dios lo llamaba al
juicio
final, le respondió: “seguiría jugando”.
Quién
pudiera, Señor, en gracia plena
vivir en
paz sabiendo que no hay muerte
y entender
que morir sólo es la suerte
de pasar a
otra vida sin cadena.
Quién pudiera,
Señor, con alma llena
vivir la
vida en santidad tan fuerte
que sólo
por el hecho de creerte
su alma
quiera en Tu amor ir a Tu cena.
Que por
eso, Señor, fue Tu cruz vida
tras muerte
en el dolor de cruz transida
y que en
amor mi ser tal hecho viendo
pudiera
vivir yo de tal manera
que cercana
la muerte le dijera:
seguiría
sin dudas escribiendo.
Publicado en mi libro "Desde aquella Strelitzia". 2014
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