ENCUENTROS POÉTICOS
La poesía es el alma que vuela...
verbenas

miércoles, 27 de abril de 2016
martes, 18 de noviembre de 2014
DEDICATORIA Y PROLOGO DE MI LIBRO "DESDE AQUELLA STRELITZIA"
A mis amigos que ya se
fueron:
Abel Granillo
Juan José de Arteaga
Horacio Martínez Paz
Alberto Novillo Saravia
A manera de prólogo
Conocí yo a Carlos Justino Caballero como quien
se presenta a sí mismo con la credencial más verosímil, de la mejor manera humanamente
posible: desde dentro.
En un
mundo sometido a los sobresaltos que procura el desencanto escasean fundamentos sólidos en que asentar valores
sustantivos.
Y es que la verdadera amistad no se afirma en
términos de mera aproximación mutua sino en esa generosa entrega que solo los
que saben transmitir ofrecen sin esperar nada a cambio.
Así es Carlos, un hombre íntegro y cabal. Y
esta condición indiscutible invade una obra poética que se me antoja
providencial por cuanto propicia y predispone el alma a un clima de sosiego y esperanza
como mejor remedio contra el desaliento.
De casta le viene al galgo pues no
en vano por sus venas corre la misma sangre del gran poeta cordobés Jorge Vocos
Lescano al que le une, además de lazos familiares, un profundo e inexpugnable
amor por sus raíces. Disfruten si no de su entrañable poema Recuerdo
de un invierno o Mis
nostalgias añosas.
O de la cuidada orfebrería terminológica para exaltar su confesada
vocación:
Estaba el dolor dentro del alma
etéreo, impalpable, pero cierto.
Pasaba al pecho y ya era carne,
podías tocarlo con los dedos.
Y de allí saltaba al verbo
buscando escapar en poesía./
¿Existe modo más conmovedor de dolerse
en Poesía?
Médico de profesión supo conciliar el
bisturí con la pluma de la mano de su hermana Marta Elena, Profesora y Licenciada
en Letras Clásicas, a quien debe su feliz encuentro con las Musas. Poeta por
sus cuatro costados, Marta Elena Caballero no solo le contagió el veneno del verso
como expresión estética sino también como caja de resonancia, como correa de
transmisión del avatar humano. Me consta su gratitud infinita.
Su lírica, siempre sutil y siempre sugerente
transporta al lector a universos interiores insospechados cuando no a la
reflexión más inquietante y oportuna.
No deja de resultar sorprendente en estos
tiempos en que casi todas las esferas del pensamiento parecen moverse en torno
al relativismo más feroz aparezcan hombres de letras que desde el campo de la Poesía
se expresen desde convicciones profundas.
Hombre de principios inquebrantables, Carlos Justino Caballero es un ejemplo claro de poeta entregado a su causa.
Su obra pivota en torno a una visión humanista del mundo que le ha tocado vivir y al que sirve con una sensibilidad fuera de toda sospecha.
Profesa una poesía limpia y descontaminada, una poesía destinada a abordar el corazón del ser humano mediante instrumentos líricos, en ocasiones, muy próximos al misticismo clásico. Una poesía, en fin, que no puede dejar a nadie indiferente pues alcanza la fibra sensible del lector más imperturbable.
Hombre de principios inquebrantables, Carlos Justino Caballero es un ejemplo claro de poeta entregado a su causa.
Su obra pivota en torno a una visión humanista del mundo que le ha tocado vivir y al que sirve con una sensibilidad fuera de toda sospecha.
Profesa una poesía limpia y descontaminada, una poesía destinada a abordar el corazón del ser humano mediante instrumentos líricos, en ocasiones, muy próximos al misticismo clásico. Una poesía, en fin, que no puede dejar a nadie indiferente pues alcanza la fibra sensible del lector más imperturbable.
Un mundo nuevo de voces, de registros y de
sentimientos al aire se abre en estas páginas y emplazan al lector a una aventura
literaria fascinante y variopinta, pues de todo ello hay en este libro que el querido
y "desocupado lector" tendrá a estas
horas en sus manos.
Pasen
ustedes página.
Pasen y
lean.
Vicente
Fernández-Cortés
CHURRINCHES QUE REVUELAN
En la calidez de una casona reciclada
y en la sobriedad sin lujos de una
mesa,
hay un agasajo a este año en que
revuelan
churrinches en sus días.
Hay ojos que se miran en costumbre
eterna
de mirarse, ignorando que existen los
entornos
y en busca de sentires a sabiendas
del beso que espera ya en los labios
para acuñarse en este amor callado.
De algún lugar llegan sonidos envolventes
silenciosa sinfonía que se siente
sin que los ojos se hayan apartado
del profundo mirar que en sí se mira
y que late acompasado con el ritmo
de las propias pulsaciones.
Y todo es alegoría de experiencias,
sentires humanos más profundos
que en la vieja casona se transforman
en generoso sol que brilla
mientras revuelan los churrinches.
Publicado en mi libro "Desde aquella Strelitzia". 2014
EL LAGO ESPEJO
Puede
el agua ser espejo tan espejo,
en
tan calma quietud que todo espeja
y
con nítida visión nos lo regala
en
un remanso de paz.
Ha
cambiado el azul de sus hermanos
por
una virtual metamorfosis
que
cambia según los días y las horas
y
aun sin azul, es hermoso lago.
Lago
Espejo, lago Espejo, que he tenido
la
fortuna de verme en tus aguas
y
ver marcadas en ellas mis arrugas
y
la sonrisa eterna de mi amada.
Publicado en mi libro "Desde aquella Strelitzia". 2014
PARA EL QUE MIRA SIN VER
Para el que mira sin
ver, la tierra es tierra, nomás.
Nada le dice la
pampa, ni el arroyo, ni el zorzal.
Atahualpa
Yupanqui.
En
la siesta adormecida y sus fragancias
ardiente
el sol, vertical sobre la tierra,
se
distinguen los manzanos en rojo maduros
y
las mentas ribereñas de mi arroyo enamorado.
Los
perfumes de hongos del pinar cercano
llegan
con la fuerza en esa siesta de febrero
donde
los sauces regalan sus sombras,
a
mi contemplación quieta y callada.
¡Qué
fragancia de esa siesta!
Salpicada
de colores, es calandria y es zorzal,
es
frambuesas y es chañares
y
es espinillos dorados en las piedras del peñón.
Es
que no miro sin ver.
Y
lo que veo me llena el alma de conmociones
y
me las llevo conmigo porque suele suceder
que
pueda necesitarlas cuando conmigo no estén…
ni
la siesta y sus fragancias, ni ese febrero con sol.
Publicado en mi libro "Desde aquella Strelitzia". 2014
MIS NOSTALGIAS AÑOSAS
Detrás de un cerro, otro
cerro y después… hay otro más
parece que la tapera
está muy lejos nomás.
Todos se miran iguales
aunque existan diferencias
y la distancia
incrementa ese tinte de apariencias.
El sendero de herraduras
tiene siglos de pisadas
y yo pienso en el
gauchaje caminando en madrugadas.
Envuelto en tarde con
vientos, andando yo despacito
paso a paso acorto
espacios entre mi ser y el ranchito.
Así en este mar de
piedras, de espinillos y de talas
el viaje se está
alargando, que acá no existen escalas.
Con una luna argentada o
el sol quemándose en cobres
sombras o luces no
cambian mis pasos lentos y pobres.
Cómplice del paisaje me
distraigo en lo que veo
y yo no quiero cambiarlo
pues cambiaría el deseo.
Y demora mi llegada al
rancho que tanto quiero
no sé porqué las medidas
de mi ansiedad van primero.
Pero ya voy a llegar,
sólo contaba estas cosas
para acortar las
distancias con mis nostalgias añosas.
Publicado en mi libro "Desde aquella Strelitzia": 2014
ACEQUIA RAPTADA
Me raptaron la acequia cerro arriba.
Ya no baja cantando como otrora
y añoro con el mimbre su frescura,
su agua con mentas y mojarras.
La raptaron las sequías que secaron
las vertientes en las rocas de granito
ojos de agua cóncavos en piedra
que ya no vierten su vida cristalina.
Cerro arriba, o más arriba en los cielos,
robaron la acequia que pasaba cerca mío
que dejaba oír lo apacible del murmullo
contando secretos de micas y de cuarzos.
Aún en invierno estabas antes, congelada,
y aún bajo el hielo eras hermosa…
antes de que alguien te raptara y lejos
lejos de mí, acequia, te llevara.
Publicado en mi libro "Desde aquella Strelitzia". 2014
Suscribirse a:
Entradas (Atom)