El cielo bajó a la tierra y se hizo agua cantando
saciando su sed con ritmos y con cantos ancestrales,
enfrió las piedras candentes por los fuegos de los
soles
y durmió en la noche fría entre los charcos del
cielo.
En sombras, vacía noche, es una penumbra muda
y el humus así empapado se trenza al agua en
torrentes,
con grávidos mensajes de gratitud y de afecto
y espera el amanecer como en un rito sagrado.
Sólo lluvia fue, fue sólo un beso.
Instantes de amor, sólo fue un canto.
Un corazón de la tierra, fue sólo un rato divino.
Que fue un milagro del cielo, por frecuente…
inadvertido.
Publicado en mi libro "Desde aquella Strelitzia". 2014
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