El eco del cerro partía el aire antes de morir.
Entre los pinos que crecieron y sus celos
nos dejaron sin el juego del espejo sonoro.
Inmutable sigue el cerro, aunque silente
por esa interferencia de follajes glaucos
y no advierte el granito que ha perdido vida.
Mas, como todas las vidas, vive aun después
de que murió lo tangible y el recuerdo
mantiene el grito que partía el aire
como espejo de ondas sonoras.
Publicado en mi libro "Desde aquella Strelitzia". 2014
Un placer recorrer tus versos Justino, gracias Poeta
ResponderEliminarMI GRATITUD POR TU PRESENCIA Y COMENTARIO
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