Hay anhelos
del alma que claman al cielo
por entrar en
armonías colmadas de versos
buscando allí glorias
en belleza extrema
que hagan
plenitud de todas sus letras.
Pero quizás
algo menos sea necesario
para complacer
la esencia del espíritu puro:
brillos de una
gota de poesía alcanzan
para llenar
cántaros que sacien… la sed del verbo.
Publicado en mi libro "Desde aquella Strelitzia". 2014
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