Eran mejores tiempos cuando no sabía
porqué eran los vientos ni dónde
brotaban.
Era mejor en mi alma ignorar de lunas
sus formas cambiantes y saber de la
nieve
que era blanca, fría y bella al tocar
mis ojos.
Cuando el hontanar oculto entre rocas
de helechos
era murmullo de agua clara y dulce
letanía.
Cuando ansiaba de igual modo que
llegara el frío
o el verano azul sin preguntarles
nada.
No sabía de solsticios ni equinoccios
y el cielo
era cielo con estrellas sin galaxias
ni agujeros negros.
La calma del tiempo era larga vida y
vida
el remanso de emociones de miradas
puras.
Era mejor tiempo el que trajo los
hijos
y les daba el amparo que tuve en mi
nido.
De pronto… todo lo supe y el tiempo
fue brío
los hijos crecieron y alzaron su vuelo
porque así,
porque así es la vida y me queda el
gozo de haberla
vivido cuando poco sabía… y tuve ese
espacio
de amor… por los hijos y las cosas
bellas.
Publicado en mi libro "Desde aquella Strelitzia". 2014
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